Nuevamente me lancé a las cabinas del Erotika del Metrobús Álvcaro Obregón. Ésta vez tenía motivos de más para ir bien puesto: Sam, una mujer buenísima, iba a ofrecer un baile erótico gratuito, con posterior gangbang.
Llegué y ésta vez compré una cerveza (fabulosamente fría) y me di unas vueltas de nuevo por los pasillos. Ésta vez noté, al poner más atención, que en las cabinas puedes empujar un poco la puerta corrediza para lograr pequeñas rendijas por donde en ocasiones alcanzas a ver formas moviéndose, y si tienes suerte, algo más claro. Eso hacen varios clientes, a veces un momento, otros durante más tiempo.
En ésta ocasión había menos escorts y las que estaban se empezaron a ir, pero había buenos videos en las teles y uno que otro gemido que se escuchaba interesante.
Llegó la hora del baile, y el esposo de Sam nos dijo que pasáramos al cuarto semi-oscuro y nos acomodáramos. Dicho cuarto tiene una tarima opcional (de varias partes) y unas cadenas que cuelgan del techo. Pareciera que podrían formar un columpio o algo así, pero yo sólo las he visto enredadas.
Entra Sam, en el cuarto estamos cerca de 10 weyes parados, sentados, con o sin chela. Nos quedamos viendo cómo se quita la ropa (traía dos prendas) y se sube a la tarima. Comienza a bailar al ritmo lento de la música, con los ojos cerrados, tocándose. Entonces, decide bajar de la tarima para recorrer el cuarto, y dejarnos manosearla a nuestro antojo.Yo era el más cercano a la tarima, y le ayudé a bajar. No pude evitar tragar saliva viendo tan de cerca esos pechos grandes y hermosos. Me sonrió y me dejó tocar sus pezones, mientras que los demás vatos a mi lado se acercaban para hacer lo propio. Recorrió el cuarto y volvió a subir a la tarima, ésta vez con ayuda de alguien más, y siguió bailando. Al terminar la primera canción, se quitó la tanga (lo último que le quedaba) y estuvo a punto de tropezar por los zapatos de plataforma que traía y los bloques de la tarima, que se movían repentinamente. Le di mi mano una vez más y le ayudé a bajar de nuevo. Supongo que lo imaginé, pero me pareció que se quedaba más tiempo frente a mí que junto a los demás (suertudo yo)
Terminando las canciones, su esposo anunció el gangbang. Costo: $300, necesitas llevar tu propio condón, mínimo 5 cabrones para que se hiciera (luego lo bajaron a 3) pero a todos se nos arrugó. No sé exactamente por qué, pero cuando el esposo preguntaba quién se animaba y Sam volteaba a vernos, todos nos congelábamos.
Ya saliendo del cuarto un vato se estaba animando y cuando preguntaron quién más, levanté la mano nerviosamente y me acerqué, nos preguntaron si queríamos individual o hacer el trío, y el esposo nos contó que ella sabe hacer que ambos (o todos, si es gangbang) disfruten y demás. El vato y yo nos vimos y sin gesto alguno decidimos que no iba a ser trío. Entonces él, que llegó primero, entró a una cabina con candado con Sam, mientras que yo me fui a dar la vuelta.
Cuando regresé y ya estaba libre, entré con ella a la cabina, que fue cerrada por fuera, y de inmediato comenzó el cachondeo. De nuevo se devistió como en el baile, y yo de inmediato tomé sus tetas, ésta vez mordiendo sus pezones, besando su cuello, apretando sus nalgas. Ella me la comenzó a jalar, y me preguntó al oído si traía preservativo. Lo saqué y de inmediato me lo puso, se sentó en el sillón tantrico y me dio un par de chupadas, para depués levantarse y ponerse contra la pared. De espaldas tomó mi verga y la guió hacia adentro, comenzando a gemir levemente.
Debo decir que tenía rato sin ver acción y no duré mucho, Sam está muy buena y sabe lo que hace. Una vez que me vine, me pasó una toalla húmeda mientras ella se aseaba un poco, y nos quedamos platicando unos minutos mientras se nos pasaba el sudor. Después de eso me despedí y me fui de las cabinas, bastante contento.
Llegué y ésta vez compré una cerveza (fabulosamente fría) y me di unas vueltas de nuevo por los pasillos. Ésta vez noté, al poner más atención, que en las cabinas puedes empujar un poco la puerta corrediza para lograr pequeñas rendijas por donde en ocasiones alcanzas a ver formas moviéndose, y si tienes suerte, algo más claro. Eso hacen varios clientes, a veces un momento, otros durante más tiempo.
En ésta ocasión había menos escorts y las que estaban se empezaron a ir, pero había buenos videos en las teles y uno que otro gemido que se escuchaba interesante.
Llegó la hora del baile, y el esposo de Sam nos dijo que pasáramos al cuarto semi-oscuro y nos acomodáramos. Dicho cuarto tiene una tarima opcional (de varias partes) y unas cadenas que cuelgan del techo. Pareciera que podrían formar un columpio o algo así, pero yo sólo las he visto enredadas.
Entra Sam, en el cuarto estamos cerca de 10 weyes parados, sentados, con o sin chela. Nos quedamos viendo cómo se quita la ropa (traía dos prendas) y se sube a la tarima. Comienza a bailar al ritmo lento de la música, con los ojos cerrados, tocándose. Entonces, decide bajar de la tarima para recorrer el cuarto, y dejarnos manosearla a nuestro antojo.Yo era el más cercano a la tarima, y le ayudé a bajar. No pude evitar tragar saliva viendo tan de cerca esos pechos grandes y hermosos. Me sonrió y me dejó tocar sus pezones, mientras que los demás vatos a mi lado se acercaban para hacer lo propio. Recorrió el cuarto y volvió a subir a la tarima, ésta vez con ayuda de alguien más, y siguió bailando. Al terminar la primera canción, se quitó la tanga (lo último que le quedaba) y estuvo a punto de tropezar por los zapatos de plataforma que traía y los bloques de la tarima, que se movían repentinamente. Le di mi mano una vez más y le ayudé a bajar de nuevo. Supongo que lo imaginé, pero me pareció que se quedaba más tiempo frente a mí que junto a los demás (suertudo yo)
Terminando las canciones, su esposo anunció el gangbang. Costo: $300, necesitas llevar tu propio condón, mínimo 5 cabrones para que se hiciera (luego lo bajaron a 3) pero a todos se nos arrugó. No sé exactamente por qué, pero cuando el esposo preguntaba quién se animaba y Sam volteaba a vernos, todos nos congelábamos.
Ya saliendo del cuarto un vato se estaba animando y cuando preguntaron quién más, levanté la mano nerviosamente y me acerqué, nos preguntaron si queríamos individual o hacer el trío, y el esposo nos contó que ella sabe hacer que ambos (o todos, si es gangbang) disfruten y demás. El vato y yo nos vimos y sin gesto alguno decidimos que no iba a ser trío. Entonces él, que llegó primero, entró a una cabina con candado con Sam, mientras que yo me fui a dar la vuelta.
Cuando regresé y ya estaba libre, entré con ella a la cabina, que fue cerrada por fuera, y de inmediato comenzó el cachondeo. De nuevo se devistió como en el baile, y yo de inmediato tomé sus tetas, ésta vez mordiendo sus pezones, besando su cuello, apretando sus nalgas. Ella me la comenzó a jalar, y me preguntó al oído si traía preservativo. Lo saqué y de inmediato me lo puso, se sentó en el sillón tantrico y me dio un par de chupadas, para depués levantarse y ponerse contra la pared. De espaldas tomó mi verga y la guió hacia adentro, comenzando a gemir levemente.
Debo decir que tenía rato sin ver acción y no duré mucho, Sam está muy buena y sabe lo que hace. Una vez que me vine, me pasó una toalla húmeda mientras ella se aseaba un poco, y nos quedamos platicando unos minutos mientras se nos pasaba el sudor. Después de eso me despedí y me fui de las cabinas, bastante contento.
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