For english, press here.
Un día, en diciembre de 2018, llevé a una amiga a un lugar del centro y mientras estaba en lo suyo decidí buscar una estética masculina. Nunca había ido a una y tenía curiosidad. Busqué en mi teléfono y vi que Vedette estaba cerca, así que me moví hacia allá. Debo mencionar que hice caso del lugar porque está publicado en el blog que inspiró a éste.
Como no traía condones, pasé a una farmacia cercana, llevándome la sorpresa de que sólo tenían paquete de NUEVE de los que me gustan. Los compré y fui directo a Vedette.
Me decidí por 1 hora, y entonces la chica que me saludó tocó un timbre y llegaron la que la había acompañado y la faltante del sillón. Me explicaron que era temprano y por eso sólo estaban ellas 3. Justo cuando se iban a presentar sonó mi teléfono, me disculpé y giré hacia la pared para contestar. Terminé la llamada rápido y volvimos a las presentaciones. Me decidí por Natalia, que me pareció la más guapa de las 3, aunque la que me saludó (no recuerdo su nombre) estaba muy bien, y la tercera se veía joven y bonita. Sin embargo, entre físico y atuendo, Natalia ganó.
Como nota, cuando me quedé solo con la que hizo las presentaciones le pregunté si la que la acompañaba era nueva (porque le estaba explicando qué decir) pero me dijo que no, que más bien nunca le había tocado explicar. Por otro lado, cuando escogí a Natalia, hizo una mueca que supongo era de celos.
Mientras se quita el brassiere me muevo a su lado del camastro, y desde atrás tomo sus bien formadas tetas, naturales, no muy grandes, muy firmes pero deliciosamente suaves, con pezones pequeños (justo como me gustan las tetas) y me pego a ella, sintiendo con mi pene sus también firmes y bien formadas nalgas. Le pregunto su edad, a lo que responde gimiendo: 23.
Se quita la tanga, me pide el condón, me lo pone con calma y delicadeza, se sienta en el sillón y me empieza a chupar con mucha destreza. En una pausa me dice que le avise cuando quiera penetrarla, pero yo estoy disfrutando mucho de su boca y la dejo un rato. Ella usaba sus labios y lengua para ensalivar muy bien mi verga, y después se movía variando la velocidad, mientras con una mano sostenía la base del condón y mi verga. De repente le tomaba la cabeza para jalarla hacia mí y variar el ritmo, y ella obedecía perfectamente.
Después de un rato le digo que ya, y le pregunto cómo le gusta a ella. Me responde que de pie junto al camastro, y de inmediato se acomoda, dándome la espalda y subiendo una rodilla al camastro, la altura perfecta para que la penetre cómodamente, y toma mi verga para guiarla hacia ella. Una vez dentro, la sujeto de las caderas, no muy anchas, pero que le dan una figura hermosa, y la penetro durante un tiempo.
Mientras le digo que cambiemos de posición, mi teléfono suena de nuevo, me llegó un mensaje. Recuerdo a mi amiga y decido apurarme un poco. Pongo a Natalia sobre el camastro, boca arriba, con las piernas bien abiertas y levantadas, y le tomo los tobillos para seguirla cogiendo. Después paso mis manos a sus muslos y los presiono hacia abajo mientras la penetro con más fuerza, y muerdo sus pezones un par de veces. Ella gime delicadamente, como si supiera justo cómo me gusta. En ésa posición se ve más que buena, con sus tetas moviéndose al ritmo de la penetración, sus piernas largas y hermosas muy abiertas, y una expresión de placer muy agradable. Entonces aumento la fuerza pero no la velocidad, y me vengo dentro de ella.
Finalmente, nos separamos, y me ayuda a quitarme el condón, que anuda y tira a la basura. Mientras me visto ella hace lo mismo y baja. Al bajar yo, me ofrece una botella de agua y una sonrisa mientras abre la puerta de salida (a unos metros de la entrada)
Salí mientras tomaba mi agua, bastante satisfecho con el servicio, pero algo decepcionado de no poderme tomar mi tiempo. Sin prisas, hubiera aprovechado toda la hora con un masaje, cachondeo sin prisas, o no se, hasta le doy un masaje a Natalia para sabrosearla a gusto.
Un día, en diciembre de 2018, llevé a una amiga a un lugar del centro y mientras estaba en lo suyo decidí buscar una estética masculina. Nunca había ido a una y tenía curiosidad. Busqué en mi teléfono y vi que Vedette estaba cerca, así que me moví hacia allá. Debo mencionar que hice caso del lugar porque está publicado en el blog que inspiró a éste.
Como no traía condones, pasé a una farmacia cercana, llevándome la sorpresa de que sólo tenían paquete de NUEVE de los que me gustan. Los compré y fui directo a Vedette.
El lugar
En lo que cabe es discreto. Sí dice que es una estética, tiene letrero de masajes, con puerta de cancel con cubierta de vinil. Lo malo es que está enfrente de una parada de camión, con semáforo en la esquina. Decidí entrar como si nada (lo menos que quería era verme dudoso en la calle) y al abrir la puerta me encontré con un salón amplio, con dos sillas de peluquería (para aparentar, me imagino) pero también un sillón con tres chicas tapadas con una cobija, que se quitaron de inmediato para dejar ver sus atuendos muy reveladores, y una de las cuales me dijo "pásate, mi amor" de inmediato.Precios y presentaciones
Me llevaron entre dos a una salita adyacente, mientras la que me saludó le iba diciendo a la otra qué decir cuando llega alguien. Entonces me explican: $490 por una hora, $800 por 40 minutos con dos chicas, y algo así como $300 por media hora (no recuerdo bien) Si son dos chicas inicias con una y terminas con la otra, y usas dos condones.Me decidí por 1 hora, y entonces la chica que me saludó tocó un timbre y llegaron la que la había acompañado y la faltante del sillón. Me explicaron que era temprano y por eso sólo estaban ellas 3. Justo cuando se iban a presentar sonó mi teléfono, me disculpé y giré hacia la pared para contestar. Terminé la llamada rápido y volvimos a las presentaciones. Me decidí por Natalia, que me pareció la más guapa de las 3, aunque la que me saludó (no recuerdo su nombre) estaba muy bien, y la tercera se veía joven y bonita. Sin embargo, entre físico y atuendo, Natalia ganó.
Como nota, cuando me quedé solo con la que hizo las presentaciones le pregunté si la que la acompañaba era nueva (porque le estaba explicando qué decir) pero me dijo que no, que más bien nunca le había tocado explicar. Por otro lado, cuando escogí a Natalia, hizo una mueca que supongo era de celos.
El piso de arriba
En fin, la chica de las presentaciones llamó a Natalia y nos dejó solos. Natalia me tomó de la mano y me dijo "acompáñame, mi amor" y me llevó arriba, donde hay algunos cuartos en un pasillo que se extiende a ambos lados de la escalera. Le preguntó a la señora del aseo cuál cuarto podíamos usar, y ella dijo que el del fondo, o esperáramos a que terminara con el que estaba limpiando. Natalia le pregunta por otro más, que la señora dice está ocupado. Natalia me preguntó si esperábamos, pero como no tenía tanto tiempo, le dije que mejor el cuarto del fondo. Mientras fue por sus cosas, pasé al sanitario, junto al cuarto. Ví que tiene regadera y pensé que al terminar podría darme un regaderazo, pero es compartido, lo cual me desanimó un poco.Cogiendo con Natalia
Nos encontramos fuera del cuarto y pasamos. Ella cierra la puerta y pone sus cosas en el camastro de masaje. El cuarto tiene además sillón tántrico, y luces muy tenues. Le pregunto cómo funciona (en los otros blogs mencionan que las chicas dan masajes antes, si quieres) y ella me dice que como yo quiera. Aunque ella tenía condones, lo cual yo no esperaba, decido usar uno de los que compré, para desquitar. Entonces me desvisto rápidamente, sin preámbulo,y ella espera a que acabe para quitarse su vestido ajustado en un solo movimiento, por encima de la cabeza.Mientras se quita el brassiere me muevo a su lado del camastro, y desde atrás tomo sus bien formadas tetas, naturales, no muy grandes, muy firmes pero deliciosamente suaves, con pezones pequeños (justo como me gustan las tetas) y me pego a ella, sintiendo con mi pene sus también firmes y bien formadas nalgas. Le pregunto su edad, a lo que responde gimiendo: 23.
Se quita la tanga, me pide el condón, me lo pone con calma y delicadeza, se sienta en el sillón y me empieza a chupar con mucha destreza. En una pausa me dice que le avise cuando quiera penetrarla, pero yo estoy disfrutando mucho de su boca y la dejo un rato. Ella usaba sus labios y lengua para ensalivar muy bien mi verga, y después se movía variando la velocidad, mientras con una mano sostenía la base del condón y mi verga. De repente le tomaba la cabeza para jalarla hacia mí y variar el ritmo, y ella obedecía perfectamente.
Después de un rato le digo que ya, y le pregunto cómo le gusta a ella. Me responde que de pie junto al camastro, y de inmediato se acomoda, dándome la espalda y subiendo una rodilla al camastro, la altura perfecta para que la penetre cómodamente, y toma mi verga para guiarla hacia ella. Una vez dentro, la sujeto de las caderas, no muy anchas, pero que le dan una figura hermosa, y la penetro durante un tiempo.
Mientras le digo que cambiemos de posición, mi teléfono suena de nuevo, me llegó un mensaje. Recuerdo a mi amiga y decido apurarme un poco. Pongo a Natalia sobre el camastro, boca arriba, con las piernas bien abiertas y levantadas, y le tomo los tobillos para seguirla cogiendo. Después paso mis manos a sus muslos y los presiono hacia abajo mientras la penetro con más fuerza, y muerdo sus pezones un par de veces. Ella gime delicadamente, como si supiera justo cómo me gusta. En ésa posición se ve más que buena, con sus tetas moviéndose al ritmo de la penetración, sus piernas largas y hermosas muy abiertas, y una expresión de placer muy agradable. Entonces aumento la fuerza pero no la velocidad, y me vengo dentro de ella.
Finalmente, nos separamos, y me ayuda a quitarme el condón, que anuda y tira a la basura. Mientras me visto ella hace lo mismo y baja. Al bajar yo, me ofrece una botella de agua y una sonrisa mientras abre la puerta de salida (a unos metros de la entrada)
Salí mientras tomaba mi agua, bastante satisfecho con el servicio, pero algo decepcionado de no poderme tomar mi tiempo. Sin prisas, hubiera aprovechado toda la hora con un masaje, cachondeo sin prisas, o no se, hasta le doy un masaje a Natalia para sabrosearla a gusto.
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